EL BAILE


 EL BAILE

El baile es la otra pata básica del flamenco junto al toque y al cante. Los tres forman ese triángulo mágico que podemos disfrutar y que está tan arraigado en nuestra cultura.

En el flamenco tradicional se establece una relación estrecha entre cante, toque y baile. Existen unas normas, una estructura de relación entre ellos. Esta estructura es flexible y ofrece muchas posibilidades. Cada bailaor o bailaora decide cómo organiza e interpreta las diferentes partes. Cuanto más tradicional sea, más fiel será a la estructura básica. Así, los elementos básicos del baile, muy resumidos y expuestos de forma esquemática son:

  • La salida. Es el momento en el que el bailaor o baliaora inicia el baile y se puede ejecutar de varios modos: si inicia con la falseta, es un baile más cadencioso y pausado mientras la guitarra remata la falseta; si inicia justo antes del cante, es quizá lo más común y suele iniciarse mientras suenan los ayes del cantaor; si inicia justo después del cante, ocurre cuando el cantaor termina el cante o, al menos, una estrofa y suele implicar un inicio más sorpresivo y, quizá, de mayor expresividad.
  • Durante las letras. El bailaor marca el tempo del cante y los acentos del ritmo con los pies y movimientos de brazos. Estos movimientos son conocidos como marcajes y paseos. Se ejecutan en sitio o desplazándose en el espacio lentamente. En el marcaje, el bailaor no hace sonidos fuertes con los zapatos, para no interrumpir el cante.
  • La escobilla. Es el clímax del baile flamenco. Es la parte donde el bailaor ejecuta una composición rítmica entera con un zapateo. Un baile puede tener una o dos escobillas, una breve al principio después de la primera letra y otra más elaborada después de la segunda letra. Hacia el final de cada escobilla, el bailaor aumenta la velocidad del ritmo hasta culminar con un remate, cierre o llamada.
  • El final o remate. Se caracteriza por su aceleración de ritmo. Se canta una última letra, conocida como estribillo, macho o letra de cambio. Cada palo culmina con un tipo de letra específico. Las alegrías y soleares se suelen terminar con bulerías. Las farrucas y los tientos se terminan con tangos.



De nuevo no podemos hacer un recorrido por los bailaores y bailaoras más importantes de la historia; pero sí podemos proponer algunos de los nombres más importantes, de modo que puedas acercarte algo a la historia del baile flamenco:

  • Pastora Imperio: De estirpe de bailaoras (su madre fue la gaditana La Mejorana), esta bailaora sevillana se convirtió en una de las más cotizadas de su época. Participó, de hecho, en varias películas, aunque quizá su actuación más reconocida fue la del estreno del Amor Brujo, la célebre obra de Manuel de Falla.
  • Vicente Escudero: Este bailaor y coreógrafo vallisoletano nacido en 1888 tuvo un recorrido internacional de enorme valor. De hecho, su primera actuación oficial fue nada menos que en Teatro Olimpia de París. Sus éxitos en la capital francesa le llevaron a recorrer prácticamente todo el mundo con sus espectáculos, pero siempre con un estilo fiel a la pureza y a la tradición flamencas.
  • Carmen Amaya: Esta gitana, barcelonesa de nacimiento, fue bailaora y cantaora, y alcanzó también una enorme fama sobre todo en España, participando en numerosas películas. En cualquier caso, su trascendencia viene de su capacidad para transformar el baile. Podemos decir que creó una nueva escuela, una nueva forma de bailar basada, sobre todo en la expresividad y en la pasión para lo cual, su zapateado resultó fundamental. Su baile dejó huella y marcó un antes y un después.
  • Antonio Gades: Antonio Esteve Ródenas nació en Elda, Alicante, el año del inicio de la Guerra Civil. De familia humilde, su relación con el baile le llegó de la mano de la coreógrafa Pilar López, que fue su mentora y descubridora. Gades ha pasado a la historia como uno de los grandes bailarines y, sobre todo, coreógrafos de la historia del flamenco. Un auténtico renovador aunque siempre respetando la pureza y las fórmulas tradicionales. Su etapa de formación clásica le dio un bagaje y una fama que aprovechó a la perfección. Trabajó con gente tan variopinta como Nureyev, Vittorio Gassman o Carlos Saura.
  • Farruco: Antonio Montoya Flores fue un bailaor nacido en Pozuelo de Alarcón en los años 30 del siglo pasado. Ha sido uno de los grandes del siglo XX y de él se dice que destacaban su arte, su pasión y su poderío, además de ser el patriarca del baile gitano. Comenzó nada menos que en la compañía de Lola Flores y Manolo Caracol, con quienes desarrolló una exitosa carrera. Su nieto es Farruquito, uno de los bailaores mejor considerados en la actualidad.
  • Sara Baras: Esta bailaora y coreógrafa del Puerto de Santa María es uno de los rostros más conocidos del baile flamenco de los últimos 20 años. Con su compañía ha girado por todo el mundo, cosechando tremendos éxitos en ciudades como París o Nueva York. Sus colaboraciones con músicos y composiciones más allá del flamenco han sido francamente interesantes, como Josep Carreras con quien homenajea a Falla, Albéniz, Turina o Lorca, o como con Javier Ruibal, con quien colaboro en un Carmen para el Teatro Falla de Cádiz.
Israel Galván. El bailaor sevillano nacido en 1973 se ha convertido en uno de los grandes reformadores del baile flamenco. Hijo de bailaores, empezó muy pronto y con apenas 20 años entró a formar parte de la Compañía Andaluza de Danza, dirigida entonces por Mario Maya con el que colaboraría de forma intensa posteriormente. En 1998 estrena su primer espectáculo propio con un tremendo éxito de crítica y público. La crítica, por cierto, ya habla de él como ese gran reformulador del baile que comentábamos antes. Su relación con artistas de otros campos le lleva a trabajar con propuestas basadas, por ejemplo, en el músico Gyorgy Ligeti o Franz Kafka con su celebrada Metamorfosisdel año 2000. Para este espectáculo, por cierto, contó con la colaboración del otro gran revolucionario del flamenco de finales del XX: Enrique Morente. Técnicamente, Israel Galván se caracteriza por haber creado un lenguaje expresivo propio, con complicados movimientos de pies que él mismo en algún momento vinculó al cubismo (movimientos fragmentados, juego de planos con brazos y piernas...

LA EVOLUCIÓN DEL BAILE FLAMENCO

El baile y la música actual es el resultado de siglos de evolución, integración y unificación de elementos de diversas culturas. Con el desarrollo de la música flamenca surgió también el del baile flamenco, que apareció por primera vez, de modo reconocible como una danza estructurada, en el siglo XVIII.

Al principio, la atención del flamenco se centraba en la voz del cantante, pero poco a poco en las actuaciones que se hacían en los  antiguos café cantantes, la pasión que derrochaban los bailaores sobre el escenario fue llamando la atención del público y el baile comenzó a robarle protagonismo al cante.

En un show flamenco, el papel de la bailaora o bailaor flamenco es el de interpretar físicamente la letra de la canción, con movimientos suaves y elegantes que contrastan, en ocasiones, con intensos ‘taconeos’ o giros.

Los dúos, llevados a cabo generalmente por un hombre y una mujer, suelen ser también bailes muy intensos y con altas dosis de emotividad, ya que los bailaores mantienen una especie de competición en la que entran en juego la pasión, tensión y emoción.

En un espectáculo, tras los primeros compases de música y voz, cuando se inicia el baile, el artista interpreta el palo en cuestión con todo su cuerpo: brazos, piernas e incluso con la expresión de su cara. 

TIPOS DE BAILES FLAMENCOS

La estructura de la pieza, los movimientos y la intensidad de la interpretación depende del tipo de baile flamenco que se realice. Aunque más que hablar de ‘tipo de bailes’, lo más correcto es hacer referencia a palos flamencos, de los que hay más de 50 diferentes, una muestra de la riqueza y variedad que posee este arte de raíces andaluzas. 

Cada palo tiene su compás, un origen (cantes de fragua, de fiesta, de ida y vuelta…), un tipo específico de letra y una música que diferencia a unos palos de otros. Una característica que tiene en común el cante, la música y el baile flamenco es el alto grado de improvisación del intérprete, ese ‘sello personal’ con el que el artista firma su actuación y que hace que cada interpretación sea única. 

 

Entre la variedad de bailes flamencos, los más populares y conocidos son los siguientes:

·         Soleá: es uno de los bailes más ejecutados por los artistas y por su tipo de movimientos se adapta mejor a las mujeres. Es un palo triste, que se interpreta con movimientos de brazos, ondulaciones de cadera y quiebros de cintura. Las letras hablan de penas, de pérdidas, de amor, de muchos otros temas pero siempre con sentimiento profundo. Se bailan las letras que el bailaor quiera, luego una escobilla de pies (zapateado) y suele terminar por bulerías.

·         Bulerías: es un cante festero por excelencia y se usa como culmen de otros bailes (como la soleá o alegrías, por ejemplo). También suele ser el palo para lo que en flamenco se denomina ‘fin de fiesta’, el bis tras un espectáculo. Es el más alegre y divertido de todos los bailes y se distingue por su ritmo rápido, sin duda, hecho para bailar.  

·         Alegrías: con origen en Cádiz, es el baile flamenco más antiguo. Tanto es así, que gran parte del resto de palos flamencos toman como base las alegrías para componer su coreografía. Se caracteriza por la musicalidad los tonos de la guitarra. El baile por alegrías a veces comienza por una entrada de cante antes de la letra; tras la letra (suelen ser dos o tres, pero lo decide el bailaor/a), viene el silencio y después, la castellana, a la que sigue una escobilla de pies o zapateado. Las alegrías se suelen terminar por bulerías, casi siempre bulerías de Cádiz o de Jerez.

·         Seguiriyas: es un baile sobrio, de compás lento y pausado. Su paso fundamental consiste en un andar rítmico a base de golpes secos, sonoros y cortados, realizando el bailaor un movimiento de avance y retroceso sobre el mismo espacio.

·         Tangos: hay mil variedades de tangos (de Málaga, del Piyayo, etc.) y es un palo muy bailable. Los tangos son, como las alegrías o las bulerías, otro palo festero. Su ritmo alegre y su compás medido permite que sea interpretado con movimientos de gran brillantez y expresividad.

·         Farruca: con origen en Galicia, es un palo que tiene mucha dificultad y exige un nivel alto de ejecución. Es más un baile de hombre que de mujeres, hasta el punto que cuando lo interpreta una mujer ésta lo baila con pantalones, a fin de resaltar el zapateado característico, acompañándose de pitos.

·         Sevillanas. Es quizá el palo menos flamenco (a caballo entre el flamenco y el folclore andaluz), pero es con diferencia el más conocido y el que más personas bailan. Se compone de 4 sevillanas con sus letras, que tienen siempre una misma duración y una misma estructura de baile: paseíllos, pasadas, careos y remate. 

 


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